Originario de una tradición germánica centenaria, el Calendario de Adviento es hoy parte integrante del mundo comercial navideño. Concebido originalmente para los niños, con 24 ventanitas que descubrir cada día, se ha ido transformando con el paso de los años. Las imágenes religiosas fueron sustituidas poco a poco por chocolates, luego juguetes, productos de belleza, delicatessen e incluso especialidades gastronómicas como salchichas y foie gras. El Calendario de Adviento permite a las marcas anticiparse a las compras navideñas. Algunos modelos muy esperados, sobre todo en el mundo de la cosmética, ya se compran en octubre. Para las empresas, es una herramienta de comunicación muy eficaz: cada vez que se abre una caja, se convierte en un momento de puesta en escena, amplificado por las redes sociales gracias al efecto «unboxing». Esta dinámica crea visibilidad, deseo y una fuerte conexión emocional con el consumidor. El Calendario de Adviento también representa una valiosa oportunidad para atraer el tráfico en los puntos de venta, ya sean grandes superfices o tiendas especializadas.